Artículo Silvia Trabas Martín, Coordinadora Pedagógica de Nemomarlin Arganzuela
Desde hace unos años venimos observando cómo en las diferentes etapas educativas se están introduciendo sesiones de meditación o Mindfulness.
Según diversos estudios, más de 200 centros públicos y privados introducen ya en su plan de estudios momentos dedicados a la propia conciencia. Dichos estudios aseguran que los “meditadores” tienen una mayor densidad neuronal, son más felices y menos propensos a sufrir depresión.
En centros escolares donde se ponen en marcha actividades de Mindfulness en primaria y secundaria, se ha observado una mejora en las relaciones sociales y en el rendimiento, observándose además un menor número de conflictos entre individuos, siendo el colegio un lugar de sosiego y relaciones positivas.
Teniendo en cuenta que en la sociedad actual nuestros niños y niñas están expuestos a miles de estímulos, prácticamente desde su nacimiento hasta la edad adulta, parece cada vez más necesario conseguir tener para ellos un “paréntesis” en esta “hiperestimulación”, un momento en el que primen las propias emociones.
De entrada debemos exponer que la primera infancia es una etapa de naturaleza exploradora y de movimiento. Un niño debe y tiene que moverse, trepar, manipular,…. El mindfulness no pretende de ninguna forma evitar esta naturaleza.
Las características especiales de los niños con los que trabajamos en las escuelas infantiles Nemomarlin, con edades comprendidas entre los 4 meses y los 3 años, hacen que las sesiones de Mindfulness sean adaptadas a ellos y su naturaleza.
A priori parece complicado conseguir que niños de tan corta edad puedan llegar a “meditar”, pero sí podemos conseguir trabajar los objetivos anteriores a través de:
– Relatos que tengan que ver con las emociones (especialmente con la Calma).
– Juegos de imitación.
– Juegos para regular la respiración (cómo el juego de la abeja).
– Juegos para realizar posturas (juego de la rana).
– Juegos de imitación (imitamos sonidos).
– Juegos sociales y colaborativos (hacemos cosquillas con plumas al compañero, etc).
Nuestra intención en estas sesiones (recomendadas no antes de los 2 años) será la de:
– Centrar la atención
– Mejorar la coordinación
– Aumentar la capacidad de concentración
– Mejorar y regular la respiración y el control postural
– Tomar conciencia de las diferentes emociones, distinguirlas y canalizarlas
– Controlar la impulsividad en la medida de lo posible.
– Mejora de la autoestima.
En Nemomarlin Arganzuela venimos aplicando dichas sesiones en el último curso, en grupos reducidos (5-10 niños como máximo), consiguiendo resultados muy satisfactorios en niños de aulas de 2 a 3 años. En dichos grupos ha mejorado el ambiente general del grupo y ha aumentado sustancialmente su tiempo y calidad de atención y concentración.
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